Una Revolución Silenciosa
Un antiguo proverbio chino reza: “…que todos los días de tu vida sean interesantes…” y sin lugar a dudas que para muchos de nosotros, hoy lo están siendo.
Es motivo de interés y asombro observar todo lo que nos está tocando vivir; es una época en la historia de la humanidad en la que podemos ser testigos de grandes cambios y si así lo decidimos, también ser partícipes en esta gran experiencia, en esta especie de revolución silenciosa en la que nuestra manera de pensar y de actuar está cambiando nuestra mirada al mundo, al universo y lo que consideramos valioso en nuestra vida. Nos encontramos en un cambio constante sin oportunidad de generarnos nuevas certezas y en el que nos estamos cuestionando los paradigmas que fueron construidos en los últimos 50 años y que las nuevas generaciones están derribando dramáticamente.
A la vez que la tecnología nos ha acercado permitiendo comunicarnos más rápidamente, también es cierto que esta misma tecnología, nos ha impedido conversar y ser empáticos unos con otros. La comprensión, la aceptación y el perdón se han perdido en un mundo de mensajes electrónicos e insensibles. Podemos observar como se desafían nuestras creencias que otrora constituían nuestra realidad y como se colapsan los edificios de nuestro pensamiento. Si bien es cierto que este cambio comenzó tiempo atrás, creemos que es hasta hace relativamente poco que se ha generado un cambio en la consciencia de la humanidad. Ya nos estamos dando cuenta de los grandes retos a los que nos estamos enfrentando, como el cambio climático, guerras fratricidas, crisis sociales y políticas en muchos países que antes disfrutaban orgullosamente de sus instituciones, extinciones masivas y tal vez podríamos continuar enunciando muchos mas; creemos que podemos resumir todos ellos en un solo punto: cambio de valores.
Vivimos en tiempos caóticos que a muchos nos provoca confusión, incertidumbre e inclusive hasta miedo y desesperanza; hemos aceptado erróneamente la idea que el caos es negativo y sin embargo veremos mas adelante que dentro de éste, siempre subyace la semilla de un nuevo orden y es hacia allá hacia donde dirigimos nuestra mirada. Esta entonces es una revolución que nos invita a una evolución.
Ahora bien, la pregunta que nos hacemos es: ¿Cómo podemos transitar y trascender estos tiempos de cambio?
Hay un proverbio que reza: un problema sin solución es un problema mal planteado. Si no hemos encontrado las respuestas que queremos, es porque tal vez no nos estamos haciendo las preguntas correctas. Nuestra creencia es que, si no hemos encontrado una solución a la incertidumbre que vivimos, es porque no nos hemos dado cuenta de que ese no es realmente el reto. A lo largo de la historia las filosofías más importantes de la humanidad, nos han planteado que el reto es la adquisición de la conciencia; hemos olvidado realmente quienes somos, de qué estamos hechos y en lugar de estar buscando nuestro sentido de felicidad y realización como lo hemos venido haciendo en los últimos años, deberíamos más bien estar buscando el reencuentro con nosotros mismos.
Muchas filosofías ancestrales y corrientes de la ciencia moderna se reencuentran en los albores del siglo XXI y coinciden en afirmar que vivimos en un mundo de creencias mas que de realidades: “no vemos las cosas como son, vemos las cosas como somos…”. El ser humano de alguna manera se encuentra en un estado de inconsciencia o somnolencia desde el cual crea su particular realidad; una “realidad” que para muchos es compartida en una especie de trance hipnótico colectivo. Desde esa realidad aparente, cada ser humano toma una decisión de vida, unos se dejan arrastrar por las circunstancias de su entorno y otros se atreven a desafiar ese sueño colectivo. A saber, existimos dos tipos de dormidos; los que no saben que están dormidos y su búsqueda es simplemente cambiar la calidad de sus sueños, de pesadillas a placenteros y por otro lado, están aquellos que saben que están dormidos y lo que buscan es despertar.
Así pues para ti lector, hay una decisión enfrente que necesitas tomar: eliges sucumbir a la creencia de una realidad caótica o eliges pagar el precio de despertar a un nuevo orden; un precio que al principio se nos antoja muy alto, pues requiere dejar atrás el mundo de las apariencias y la zona de confort y recorrer otro camino. Algunos autores y poetas le llaman a este camino del despertar, el camino menos transitado. En vez de seguir buscando satisfacer el mundo de las apariencias, nuestra búsqueda deberá de voltear su mirada al mundo interno, el verdadero, el que nos ofrece la trascendencia.
Seremos capaces de atrevernos?