“Declaramos clara e inequívocamente que el planeta Tierra se enfrenta a una emergencia climática
…Para asegurar un futuro sostenible, debemos cambiar la forma en que vivimos. Esto implica grandes transformaciones en las formas en que nuestra sociedad global funciona e interactúa con los ecosistemas naturales
…La crisis climática ha llegado y se está acelerando más rápido de lo que la mayoría de los científicos esperaban. Es más severo de lo anticipado, amenaza los ecosistemas naturales y el destino de la humanidad”.
Revista Bioscience / Oxford Academic
El estudio fue una colaboración entre docenas de científicos y posteriormente fue avalado por otros 11,000 de 153 países distintos.
“La buena noticia es que un cambio transformador, con justicia social y económica para todos, promete un bienestar humano mucho mayor...”, dijeron los científicos y agregaron que es alentador ver cómo la concientización ha ido en aumento, desde las huelgas mundiales estudiantiles hasta las crecientes demandas contra los contaminadores y las oportunas respuestas de algunas empresas y naciones.
Aunque el cambio climático es una realidad y está ocurriendo más rápido de lo que esperábamos, los autores de este estudio aseguran que también identificaron algunos signos alentadores en su investigación, como la disminución de las tasas de natalidad global, el aumento de la energía solar y eólica y la desinversión en combustibles fósiles.
Las 7 principales causas del cambio climático y del calentamiento global:
1. Transporte contaminante
2. Edificios que necesitan rehabilitación energética
3. La industria como causa del cambio climático
4. Generación excesiva de residuos
5. Agricultura y ganadería: sistema alimentario no sostenible
6. Derroche de energía
7. Deforestación
Hace exactamente 40 años, científicos de 50 naciones se reunieron en la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima (en Ginebra 1979) y acordaron que las tendencias alarmantes para el cambio climático hacían urgentemente necesario actuar.
Desde entonces, se han hecho alarmas similares a través de la Cumbre de Río de 1992, el Protocolo de Kioto de 1997 y el Acuerdo de París de 2015, así como decenas de otras asambleas mundiales y advertencias explícitas de científicos de progreso insuficiente. Sin embargo, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando rápidamente, con efectos cada vez más perjudiciales en el clima de la Tierra. Se necesita un inmenso aumento de la escala en los esfuerzos para conservar nuestra biosfera para evitar sufrimientos incalculables debido a la crisis climática.
Con un aumento de la temperatura media de la Tierra de 1,5 grados centígrados, la subida del nivel del mar podría ser aún mayor, según un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas.
Hasta un 45 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deben reducirse para 2030 en aras de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados; para mediados de siglo las emisiones netas deben reducirse a cero.
La octava causa: la conciencia
Vivimos en un mundo mental…
Las verdaderas causas de nuestro mundo material residen en el espacio de la conciencia, de las creencias y de las ideas; si bien es muy cierto que la contaminación y la degradación de nuestro ambiente es sumamente preocupante, nos parece más relevante contemplar la transición por la cual estamos pasando como humanidad. La sociedad mundial, está experimentando una fuerte transición hacia un nuevo paradigma y es momento ya de que nos hagamos cargo de este cambio.
Hay signos claros de deterioro en las instituciones de los países más industrializados, en las esferas sociales, políticas y económicas; las nuevas generaciones ya no se someten dócilmente a la forma de vida que honraban nuestros abuelos y nuestros padres y nos toca a unos y a otros, por igual, ser testigos del colapso del antiguo orden mundial para dar lugar a un nuevo orden; una nueva mirada, una nueva forma de vivir y en pocas palabras, un nuevo sentido de realización y de felicidad.
Pero hemos de ser conscientes que tal como lo marcan un la historia y las ciencias modernas, simplemente no podemos pasar de un orden antiguo a uno nuevo sin antes transcurrir por una etapa de caos en la que los edificios mentales se derrumban estruendosamente generando así una gran nube de polvo, confusión, incertidumbre y miedo.
Dentro de la cultura china, encontramos un calificativo específico para esta situación: Crisis, que significa peligro y punto crucial; es por demás obvio que estamos en una etapa de altísimo peligro y probablemente nuestra continuidad como humanidad está en entredicho. Y es un punto crucial, porque debemos decidir si nos aferramos a nuestro cúmulo de creencias anacrónicas y retrógradas o nos abrimos, sin resistencias, a una mirada holística en la que comprendamos que la materia es el reflejo de la mente y que todo el mundo tal como lo conocemos, todo el universo es uno.
Si, es muy importante que revisemos nuestros hábitos y que procuremos modificarlos para colaborar en la purificación de nuestro ambiente; pero, es mucho más importante que finalmente abramos los ojos y nos demos cuenta que la contaminación más amenazante está nuestras creencias, en los miedos que alojamos en nuestro corazón; en el profundo arraigo que existe en ver un mundo fragmentado en el que vivimos aislados unos de otros, tal vez más cercanos en nuestra comunicación electrónica, pero mucho más alejados en nuestro corazón.
La verdadera contaminación y la más peligrosa de todas es aquella que no se puede percibir con los ojos; cada día millones de seres humanos arrojamos una gran cantidad de pensamientos negativos de toda índole a la atmósfera que todos respiramos y así nos retroalimentamos unos a otros y fortalecemos nuestras creencias limitantes que se basan en el resentimiento, el miedo y el odio. Es momento ya y el tiempo se ha agotado, para que actuemos en el interior de nuestro corazón y de nuestra mente sanando nuestra mirada al mundo y haciéndonos partícipes en la creación de este nuevo paradigma mental.
Terremotos, inundaciones, incendios masivos y guerras fratricidas son los signos de estos tiempos de caos; enormes incendios forestales exacerbados por el cambio climático han desgastado vastas áreas de tierra en Australia y matado a millones de animales. Investigaciones recientes muestran que los océanos del mundo están absorbiendo tanto calor como el generado por cinco bombas atómicas cada segundo. Nubes tóxicas de smog continúan asfixiando las ciudades de la india y la pasada década se registró como la más caliente en la historia conocida de la humanidad. Recientemente, la joven activista Greta Thunberg comentó: “la industria y la élite política no están haciendo básicamente nada para reducir las emisiones de carbono que están alimentando el calentamiento global”; y en palabras del príncipe de Gales heredero a la corona británica se resume la urgencia de esta situación: “simplemente ya no podemos desperdiciar más tiempo; la única limitación es nuestra voluntad para actuar y el tiempo para actuar es ahora”.
Realmente creemos que las verdaderas causas de todos ellos residen en la conciencia humana. Hoy el camino se bifurca ante nosotros y en una dirección encontramos oscuridad y silencio total pero en el otro, el camino se abre hasta el horizonte promisorio de un nuevo mundo, de un nuevo orden.
A cada uno de nosotros nos toca decidir qué camino hemos de recorrer.