“…en la vida, todo es una metáfora”
“Cerrar los ojos… no va a cambiar nada.
Nada va a desaparecer simplemente por no ver lo que está pasando.
De hecho, las cosas serán aún peor la próxima vez que los abras.
Sólo un cobarde cierra los ojos.
Cerrar los ojos y taparse los oídos no va a ser que el tiempo se detenga”
Haruki Murakami
A principios del siglo XIX, Francia se encontraba en medio de una convulsión social y política, después de la derrota de Napoleón Bonaparte en la batalla de Waterloo. Como ha sucedido en repetidas ocasiones en la historia, el entorno social fue el marco de tragedias como las que marca esta historia.
En 1816, Francia emplazó una flota con destino a África occidental encargada de transportar a funcionarios y militares y entre ellas se integró una fragata de nombre La Medusa.
Por errores en el liderazgo de su capitán, y desatendiendo las advertencias qué marcaban los mapas de navegación de aquel entonces La Medusa naufragó, dejando a la deriva a cientos de seres humanos que ahora se encontraban en peligro de muerte. Para sobrevivir, construyeron una balsa a la que abordaron aproximadamente 150 personas.
Se tuvieron que enfrentar a un fuerte oleaje que hacía que la balsa se balanceará de un lado hacia el otro y en el cual las maderas endebles crujían sumergiéndose y emergiendo una y otra vez; todo era caos y gradualmente las olas se fueron llevando a más hombres. Las reservas de alimentos que tenían a bordo se fueron agotando. Iniciaron los motines, los suicidios y los asesinatos luchando por sobrevivir bajo el fuerte sol del trópico de cáncer. Al cabo de una semana escasamente sobraban 30 sobrevivientes que fueron rescatados por un buque que alcanzaron a descubrir en el horizonte.
Thèodore Géricault, artista de la época, logró captar de una manera relevante un momento del drama en esta balsa poco antes de que fueran rescatados; en una obra magistral que hoy se encuentra en el Museo de Louvre, el artista plasmó emociones, actitudes y decisiones de los sobrevivientes.
La historia se repite una y otra vez cómo lo hemos podido reconocer y hoy de una manera metafórica esta obra viene a recordarnos las decisiones que podemos tomar en nuestra vida ante las crisis que estamos enfrentando. Es como si todos estuviéramos en una balsa en medio de un mar picado, un cielo tormentoso y enfrentando los más recalcitrantes temores de nuestra persona; ahí el pintor, plasma las diferentes decisiones que podemos tomar en un momento de esta índole.
…podemos darnos por vencidos sumergiendo la cabeza bajo el agua
…podemos adoptar una postura de apatía o de coraje
…podemos adoptar una actitud de súplica pidiendo que alguien más nos rescate
…o podemos adoptar una actitud de lucha, con la mirada al horizonte, allende la tormenta;
Esta es una decisión de nosotros.
Y esta decisión la habremos de tomar en medio de un mar picado, un cielo gris oscuro y tormentoso que es nada propicio para la hazaña que deseamos lograr.
Si no somos capaces de aprender de las lecciones de la historia, seguramente vamos a seguir cometiendo los mismos errores una y otra vez; si… en la vida todo es metáfora de todo y esta obra es una gran metáfora del momento que estamos viviendo el día de hoy.
Descubramos entonces con que personaje de la obra nos identificamos hoy y tomemos esa trascendental decisión de que actitud adoptaremos en este momento …